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Educapeques es un espacio creado para educadoras de párvulos. El objetivo de esta página es compartir artículos, actividades o experiencias que puedan enriquecer nuestras prácticas educativas en relación a la estimulación del lenguaje oral de nuestros niños. Están todas invitadas a participar, dejar sus comentarios y compartir sus experiencias!



lunes, 19 de octubre de 2015

¿Cuál es la relación entre el desarrollo del lenguaje oral y el desarrollo del pensamiento?

Comparto esta información otorgada por Jessy Lax.¡Muchas Gracias!

El lenguaje es una herramienta fundamental que los seres humanos utilizamos para expresar sentimientos, comunicarnos entre nosotros, satisfacer necesidades, entre otros. Esto nos diferencias de los demás seres vivos ya que denota un sistema complejo de pensamiento, lo cual se observa sólo en nuestra especie. En la relación entre pensamiento y lenguaje oral, no hay consenso de cuál se daría primero y cuál se daría en una segunda instancia, es más algunos autores señalan que se relacionan de manera paralela y recíproca.
            En relación a lo mencionado anteriormente, Chomsky (citado en Trilla, 2001) plantea que el lenguaje va primero ya que señala que éste proporcionaría los procesos de asociación antes de pensar. Así, la acción y el pensamiento están determinados por la capacidad lingüística de cada individuo. Por otra parte, Piaget nos propone que el lenguaje se desarrolla gracias a la acción de la persona y el pensamiento que se genera a través de ésta. Además, Vogotski (1986) señala que tanto el lenguaje como el pensamiento comienzan a desarrollarse de manera independiente, sin embargo a la edad de los dos años, ambos procesos se relacionan, potenciándose mutuamente “…el lenguaje y el pensamiento tienen dos raíces distintas en su desarrollo ontogénico. En desarrollo del habla hay una fase preintelectual; y en el desarrollo intelectual, una etapa prelingüística. Siguen su proceso de desarrollo en forma independiente uno de otro (…), pero cuando el niño tiene aproximadamente dos años, el pensamiento se torna verbal, y el lenguaje racional.”[1]
 Por otra parte, Orellana (1996) plantea que el lenguaje juega un rol estructurante del pensamiento. Es el pensamiento el que da significado a las imágenes mentales y aporta conceptos a la información sensorial. Por otro lado, el lenguaje es el que nos permite encontrarnos e interactuar en el mundo sociocultural, generando una relación que se retroalimenta.
            Así, el ser humano al relacionarse con el entorno, piensa con ideas las cuales se representan lingüísticamente en los esquemas cognitivos, es decir, cada idea posee una palabra que la simboliza, las ideas se representan en conceptos que se van estructurando en esquemas semánticos. Es por esto que la relación entre lenguaje y pensamiento se manifiesta mayoritariamente en el aspecto semántico de las unidades lingüísticas. Por lo señalado anteriormente, se puede decir que, la palabra (concepto) es la base del pensamiento.
            Cabe señalar también que, para poder comprender y estructurar un mensaje, se requiere poner en marcha procesos mentales, tales como identificar palabras, su significado y su intención comunicativa, poder recuperar palabras de nuestros esquemas semánticos y combinar dicha palabra con otra en un todo con significado siguiendo una serie de reglas arbitrarias.
            Además, Orellana (1996), señala que el rol de la escuela es muy importante en cuanto a su aporte a la relación lenguaje y pensamiento, ya que es en ella donde se agranda el mundo sociocultural del niño, encuentra relaciones entre pares y adulto-niño, lo que le permiten relacionarse y estructurar su pensamiento.  Ante esto, Díaz (2006) agrega que, es responsabilidad de las educadoras potenciar el desarrollo de los niños en esta área, tomando conciencia y haciendo un compromiso real de su quehacer pedagógico, actualizando sus conocimientos con nuevos enfoques teóricos de los cuales deben sustentarse las prácticas pedagógicas. Esto último con el fin de ofrecerle al niño un espacio rico en relaciones tanto con objetos como con las personas que lo rodean, lo cual se relaciona con el concepto de ZDP de Vigostky, ya que este autor realza la importancia de la interacción social para conseguir avanzar en el aprendizaje.
            Por último, es preciso señalar que, según Bravo (1990, en Díaz 1996), el lenguaje es más que una herramienta de comunicación entre las personas. El lenguaje expresa un mayor o menor grado de elaboración de los procesos cognitivos de una persona, el cual, está influenciado por los procesos culturales que se den en un entorno determinado.




[1] Trilla, pág. 27, 2001

7 comentarios:

  1. Gracias por esta información, siempre es importante tener en cuenta el desarrollo del pensamiento de nuestros niños

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  2. Comparto información importante acerca del Síndrome de Déficit Atencional que se debe tener en cuenta...
    DÉFICIT ATENCIONAL
    De acuerdo al Doctor Chamorro, (1997) uno de los motivos más frecuentes de consulta en neuropediatría tiene relación con trastornos neuromadurativos, donde prevalece la manifestación de alteración conductual descrita por padres y profesores de los niños. Los síntomas para definir un síndrome de déficit atencional (SDA) son variables y puede llevar a una confusión en el diagnóstico, por lo que el cuadro ha tenido una evolución histórica siendo reconocido con diferentes nombres:
    Ebaugh (1923): Secuelas de Encefalitis de von Economo.
    Cohen (1934): Daño Orgánico Cerebral.
    Strauss (1964): Daño Cerebral Mínimo.
    Clements (1962): Disfunción Cerebral Mínima.
    D.S.M. II (1963): Síndrome Hiperkinético.
    D.S.M. III (1980): Déficit de Atención c/s Hiperactividad.
    D.S.M. III-R (1987): Desorden de Hiperactividad con Déficit de Atención.
    D.S.M. IV (1994): Trastorno por Déficit de Atención, Concentración Hiperactivo.
    Figura 2.0 Evolución histórica del término SDA. (Chamorro, 1997, p. 124).
    De acuerdo a Chamorro (1997), lo anterior lleva a redefinir síntomas constantemente y tener una mirada sistémica que considere las variables propias de cada caso en particular, donde el sujeto presente las mismas sintomatologías en los variados entornos en que se desenvuelva, y no sea simplemente una dificultad que se evidencie en ciertos lugares o frente a situaciones particulares. Es así, como el autor plantea un modelo que considera las relaciones que se dan entre la causa, los síntomas, el diagnóstico y el tratamiento.
    Según Amanda Céspedes (2008), el déficit atencional no se refiere a una patología, sino a una condición, la cual es una “manifestación neuromadurativa de anomalías en estructuras relacionadas con la cognición y la afectividad” (p. 127). Es así como existen variadas manifestaciones del Síndrome de Déficit Atencional con Hiperactividad (SDAH), desde leves hasta severas. En cuanto a los niños con SDAH severo, su principal característica radica en una limitación o impedimento para administrar la inteligencia cognitiva y emocional frente a un objetivo previamente establecido. Esta dificultad es variable según el grado de SDAH del sujeto, lo que se exterioriza en niños denotados como impulsivos o irreflexivos.
    Amanda Céspedes (2008), expone las siguientes características como comunes en niños con SDAH severo:
    - Usualmente poseen trastornos del ciclo del sueño a temprana edad.
    - Desde sus primeros momentos de vida manifiestan irritabilidad, la cual no está relacionada con hambre o incomodidad.
    - Desde que comienzan a dar sus primeros pasos, se evidencia la hiperactividad, intentando trepar, correr o moverse constantemente.
    - Se aprecian como impulsivos, agresivos y oposicionistas desafiantes desde pequeños.
    - Parecen no aprender de las experiencias.
    - Se observa baja tolerancia a la frustración y dificultades para mantener la concentración.
    - Poseen un estilo de pensamiento divergente hasta avanzada etapa del desarrollo (alrededor de la pubertad).
    - Presentan dificultades para organizarse, planificar, manejar información simbólica, realizar razonamientos lógicos y comprender conceptos de temporalidad.
    - Sus trabajos reflejan desorden mental.
    - Poseen baja capacidad para autocontolarse y un locus de control externo.

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  3. Por otra parte, Condemarín, Gorostegui y Milicic (2012), explican que existen diferentes definiciones para referirse al Síndrome de Déficit Atencional, las cuales enfatizan distintos aspectos y consideran diversas características propias al síndrome y a la sintomatología, origen y pronóstico, muchas veces sin ser excluyentes unas de otras y que la mayoría de ellas poseen como patrón persistente la falta de atención y/o hiperactividad e impulsividad. Además plantean la importancia de la definición que se maneje, ya que según ésta será la forma de evaluación, intervención y tratamiento. Una de las definiciones más utilizadas en Chile, es la del DSM IV, la cual fue publicada en 1994 y define al SDA como:
    Un patrón persistente de hiperactividad/impulsividad, más frecuente y severo de lo habitualmente observado en individuos de un nivel de desarrollo comparable. Agrupa a niños con inteligencia normal y destaca como característica una desviación significativa de la norma en tres síntomas cardinales: inatención, impulsividad e hiperactividad, que llevan a dificultades permanentes y de inicio temprano en su adaptación social y/o rendimiento, en relación a su edad de desarrollo. (Condemarín et al, 2012, p. 23).
    Esta definición pone énfasis en la edad de desarrollo del niño, de manera que si su hiperactividad es, por ejemplo, la de un niño de 4 años, siendo que posee 8, claramente sería una situación anormal.
    Jongsma, Peterson y McInnis, citados en Condemarín et al (2012), resumen aportes de diferentes autores en las siguientes características de niños con SDA:
    - Corto tiempo de atención y dificultad para mantenerla sobre bases consistentes.
    - Susceptibilidad para distraerse frente a estímulos externos.
    - Impresión de no escuchar bien.
    - Fallas repetidas en seguir las instrucciones o en completar las tareas escolares.
    - Escasa capacidad de organización: olvidos, falta de atención a los detalles y pérdida de cosas necesarias para realizar la tarea.
    - Hiperactividad, evidenciada en alto nivel de energía, dificultad para descansar, estar sentados y por una verbalización excesiva y en tono de voz muy alto.
    - Impulsividad, manifestada en dificultad para esperar en situaciones de grupo, interrumpen con respuestas antes de que las preguntas o instrucciones hayan sido completadas y realizan frecuentes intromisiones en los asuntos de otros.
    - Conductas disruptivas o agresivas.
    - Tendencia a realizar actividades potencialmente peligrosas o a ser poco cuidadosos en situaciones de riesgo.
    - Dificultad para aceptar la responsabilidad por sus acciones, proyectando la culpa en otros, y también para aprender a través de la experiencia.
    - Baja autoestima y falta de habilidades sociales.
    (Condemarín et al, 2012, p. 26)
    Como existen diferentes formas de manifestación del SDA, que dificultan la elaboración de una definición única y global. El DSM IV (1994) describe tres subtipos dentro del síndrome:
    1. Desorden de déficit atencional e hiperactividad con predominio de hiperactividad e impulsividad: se caracteriza principalmente por falta de atención, impulsividad, conducta perturbadora e hiperactividad.
    2. Desorden de déficit atencional e hiperactividad predominantemente atencional: se caracteriza fundamentalmente por insuficiencia a nivel de la atención.
    3. Desorden de déficit atencional e hiperactividad combinados: incluye los dos subtipos mencionados.

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  4. Problemas Asociados al SDAH
    De acuerdo a lo establecido por Condemarín et al (2012), las principales áreas problemáticas asociadas a este síndrome son:
    - Déficit de atención: los sujetos con SDAH poseen una limitada capacidad para mantener la atención en la realización de actividades, es por esto que deben realizar un esfuerzo adicional para concentrarse de igual manera que otros niños de su misma edad. A esto se le suma una dificultad para distinguir aquella información relevante de la secundaria, lo que los lleva a distraerse con estímulos del entorno. Es así como niños y adolescentes con SDAH podrían manifestar alteraciones relacionadas con “dificultades para mantener la atención, para dirigirla a detalles relevantes de la situación, para escuchar al otro, para seguir instrucciones, para organizar tareas y actividades, planificar, realizar tareas que exijan esfuerzo mental mantenido, para recordar compromisos, etc.” (Condemarín et al, 2012, p. 80).
    - Hiperactividad: las personas con SDAH se perciben como inquietas e infatigables, moviéndose más de lo necesario y realizando movimientos que no tienen relación con la actividad a finalizar. Las formas de presentación de la hiperactividad van evolucionando de acuerdo a la etapa del desarrollo y en la adolescencia muchas veces se evidencia angustia debido a sus dificultades.
    - Impulsividad: los sujetos se observan como impacientes y ansiosos, dando respuestas inadecuadas e impulsivas en variadas ocasiones. Además pueden llegar a realizar acciones precipitadas para lograr algún objetivo, sin medir previamente las consecuencias.
    - Deficiencias en el control de las emociones: las personas con SDAH poseen dificultades para medir la intensidad de sus reacciones emocionales, en comparación a sus pares. Parecieran tener un menor grado de capacidad para regular e inhibir la manifestación de sus sentimientos, lo que los lleva a comportarse de manera infantil y con baja tolerancia a la frustración.
    - Torpeza motriz: al no poner suficiente atención en la regulación de los movimientos, a pesar de no tener deficiencias en este aspecto, los sujetos con SDAH poseen limitaciones para realizar actividades psicomotoras finas.
    - Memorización: los sujetos con SDAH presentan dificultad para almacenar información en la memoria de largo plazo, ya que al no focalizar sostenidamente la atención en la información al momento de almacenarla, ésta no se recupera correctamente.
    - Variabilidad o inconsistencia temporal: es común que las personas con SDAH presenten un rendimiento variable, completando en ciertas ocasiones las actividades en forma rápida y exitosa y en otras fracasando. Esto se debe en gran medida a factores motivacionales hacia la tarea y el esfuerzo y energía que desplieguen en función a las características de la misma.
    - Problemas de rendimiento escolar: generalmente poseen un rendimiento inestable y fracasan a nivel escolar independiente de las capacidades individuales, al no mantener la atención y combinarlo con las otras limitaciones que el síndrome conlleva. Esto lleva a baja autoestima y reiteradas experiencias de fracaso. Además, existe una comorbilidad entre el SDAH y los trastornos específicos del aprendizaje (TEA), donde estas dificultades coexisten en alrededor del 50% de los casos.
    - Problemas de adaptación social: debido a la dificultad de regulación del comportamiento, los sujetos con SDAH no logran seguir instrucciones, cumplir con normas y actuar en forma moralmente adecuada. Esto mismo, los lleva a recibir con frecuencia retos y castigo desde los primeros años, lo cual con el tiempo los conduce a tener problemas al momento de establecer relaciones interpersonales.
    - Problemas emocionales: Es común en niños con SDAH presentar ansiedad y estrés, debido a las altas exigencias del medio y el resultado de sus propias limitaciones, las cuales se agudizan al someterse a estrés real o percibido por ellos mismos. Además debido a constantes frustraciones muchas veces estos niños llegan a la adolescencia con cuadros de autoconcepto deficiente y escasa autoestima.

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  5. Tratamiento y sugerencias
    Es importante mencionar que existen variados tratamientos para manejar el SDAH en la escuela, atendiendo a las necesidades educativas especiales de los alumnos con este síndrome, tanto a nivel cognitivo como emocional. Se busca en términos generales reforzar los aspectos cognitivos, autocontrol, conducta y disminuir problemas emocionales. Para que un método sea efectivo, se debe considerar la constancia en la aplicación, las características individuales de cada caso, comorbilidad, apoyo familiar y la etapa del desarrollo. Amanda Céspedes (2008), propone algunas sugerencias para llevar a cabo en la escuela y el hogar:
    - Administrar un fármaco en caso de ser necesario.
    - Compatibilizar las tareas académicas con actividades complementarias.
    - Fomentar una autoestima y autoconcepto positivo.
    - Estimular el desarrollo de habilidades que puedan suplir carencias a nivel cognitivo.
    - Reforzar los hábitos constantemente.
    - Ser flexibles con el retraso en la adquisición de ciertas tareas como lectura, escritura, pensamiento lógico, disgrafía, disortografía, desorden, aprendizaje de idiomas.
    - Otorgarle el tiempo necesario para aprender a leer.
    - Estar al tanto y proporcionar los recursos necesarios para realizar tareas y estudiar.
    - Mantenerlos ocupados para que no perturben al resto.
    - Mantener un contacto constante entre el hogar, profesionales y el colegio.

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  6. Hola Debi, si te interesa el tema del Sindrome de Déficit Atencional te recomiendo leer este estudio de caso realizado por la Universidad de Granada en donde se narra la intervención realizada a un grupo de estudiantes y los resultados obtenidos: mejoras significativas en las conductas problema que presentaban
    los alumnos, tanto en el contexto familiar como escolar.
    http://www.unioviedo.es/reunido/index.php/PST/article/view/8215/8079
    Cuéntame qué te parece!
    Saludos

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  7. Al leer el artículo se puede observar lo importante que es realizar una intervención con un enfoque sistémico, es decir con los alumnos, padres y profesores. No basta con implementar algunas estrategias en alguno de los ámbitos de los niños, es importante trabajar con todo su entorno para lograr efectos positivos.
    Además se observa la importancia de un tratamiento sistemático y continuo el cual tenga los objetivos claros, es decir que esté planificado bajo sustento teórico sólido.
    Por último me gustaría decir que, si bien los niños que tienen SDAH son un desafío para cualquier docente, también significan una oportunidad para el establecimiento de trabajar la inclusión y la valoración a la diversidad. En este estudio se observa como trabajando el espacio físico, las metodologías de enseñanza, estrategias de organización, manejo de material educativo, los hábitos de trabajo, las pautas para motivar, el manejo del comportamiento, el feedback, el apoyo para hacer las tareas de clase, ejecución de tareas y preparación de exámenes, etc, los niños logran integrarse de mejor manera al sistema educativo tradicional.
    Gracias por compartir este documento, muy interesante.

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